La maravilla, icòno de la literatura hispànica del siglo
XVI, de los molinos de viento de Campo de Criptana es algo ùnico tanto en la
tierra de Castilla-la Mancha como en el resto del Mundo.
Aquì, los molinos de viento gozan de fama mundial por
haber inspirado al famoso Miguel de Cervantes para la narraciòn de la aventura
màs conocida en la literatura universal: Don Quijote contra los “Gigantes”.
Esta localidad es conocida por haber sido el escenario de
la batalla quijotesca narrada en el episodio literario “El ingenioso hidalgo
Don Quijote de la Mancha”, escrito por el notable Miguel Cervantes.
Es proprio entre los mulinos de esta riquìsima ciudad
cultural que se encuentran los très ùnicos que conservan la etructura y
maquinaria original del siglo XVI (Infanto, Burleta y Sardinero), aptos para
moler el cereal como originariamente se hacìa, desfrutando del ingenio del
hombre solo y de la fuerza natural del viento.
Don Quijote, en el capìtulo VIII del libro, construye en
su imaginaciòn una escena de guerra contra unos “gigantes”, que en la realidad
son nada màs que molinos de viento de Castilla.
Èl està convencido de la lucha, y, ayudado por su
escudero Sancho Panza, se prepara para enfrentar a los enemigos.
Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la
espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros
sucesos dignos de felice recordación
“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de
viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que
acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren
treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y
quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que
ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de
sobre la faz de la tierra.
–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos
largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que
allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos
parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra
del molino.
–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado
en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de
ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y
desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante,
sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin
duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a
acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de
su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran;
antes, iba diciendo en voces altas:
–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo
caballero es el que os acomete."
Miguel de Cervantes
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